El dolor en un diente puede aparecer de forma inesperada: al comer, al tomar algo frío o incluso en reposo. Y no todos los dolores se sienten igual. Puede ser punzante, sentirse como una presión constante o como un latido molesto. Identificar la causa a tiempo es clave para evitar complicaciones mayores.
Causas comunes del dolor dental:
- Caries avanzadas: Si no se detectan a tiempo, pueden progresar hasta alcanzar la pulpa del diente, donde se encuentran los nervios, provocando dolor intenso.
- Infecciones: Generan inflamación, dolor agudo y, en algunos casos, fiebre. Suelen aparecer cuando una caries no se trata o tras una lesión dental.
- Dientes fisurados o fracturados: Pueden dañarse al morder algo muy duro, por traumatismos o como consecuencia del bruxismo (apretar los dientes de forma involuntaria).
Cómo prevenir el dolor dental: - Cepillate correctamente al menos dos veces al día con una pasta con flúor y usá hilo dental para evitar el depósito de comida a nivel interdentario que puede favorecer la formación de caries.
- Visitá al odontólogo con regularidad y ante cualquier molestia persistente. Los controles permiten detectar caries a tiempo y actuar antes de que se conviertan en infecciones o problemas mayores.
- Evitá morder objetos duros, como hielo, lápices o caramelos muy duros, que pueden dañar la estructura dental.
- Usá protector bucal si practicás deportes de contacto para prevenir golpes o fracturas dentales.
- Consultá por bruxismo si notás que apretás los dientes al dormir o en momentos de estrés. Un tratamiento adecuado puede evitar desgaste y fisuras.
¿Qué hacer si el dolor ya está presente? - Mantené una buena higiene bucal, incluso si hay molestias, con movimientos suaves para no irritar la zona.
- Aplicá en la mejilla si hay inflamación, para aliviar el malestar.
- Evitá alimentos duros, muy calientes o dulces, que puedan intensificar el dolor.
- Consultá a un odontólogo a la brevedad, para identificar la causa y evitar que el problema avance.
El dolor dental no aparece porque sí. Puede ser leve o intenso, pero siempre es una señal que merece atención. Ignorarlo solo retrasa el diagnóstico y puede empeorar el cuadro.
Actuar a tiempo es fundamental: una consulta odontológica oportuna alivia el malestar y previene complicaciones. Mientras tanto, cuidá la zona afectada con higiene suave, frío local y evitando lo que pueda irritarla.
Escuchar a tu boca también es cuidar tu bienestar. Porque una sonrisa sana empieza por atender sus señales