Las molestias en la boca pueden tener distintos orígenes, pero hay dos términos que suelen generar confusión: aftas y llagas. Aunque a menudo se utilizan como sinónimos, en realidad hacen referencia a tipos de lesiones diferentes. Conocer sus características y causas es fundamental para prevenirlas y aliviarlas de forma adecuada.
¿Qué son las aftas?
Las aftas son pequeñas lesiones redondeadas, de color blanquecino o amarillento, rodeadas por un halo rojo. Se forman en la mucosa bucal, principalmente en zonas blandas como el interior de las mejillas, las encías, la lengua o los labios.
Aunque no son contagiosas, pueden resultar muy dolorosas, especialmente al hablar, comer o cepillarse los dientes. Por lo general, desaparecen espontáneamente en una o dos semanas, pero su recurrencia puede ser molesta y afectar la calidad de vida.
Causas más comunes de aparición de aftas:
- Baja de defensas y estrés emocional: Ambos factores pueden debilitar el sistema inmune y favorecer su aparición.
- Déficit nutricional: Niveles bajos de hierro, vitamina B12 o ácido fólico se asocian con aftas recurrentes.
- Cambios hormonales: Especialmente en mujeres, durante el ciclo menstrual o el embarazo.
- Consumo de ciertos alimentos: Tomate, cítricos, ananá, vinagre o comidas muy picantes pueden irritar la mucosa en personas sensibles.
¿Qué son las llagas?
El término “llaga” es más amplio y general. Se utiliza para describir cualquier herida, ulceración o lesión abierta en las mucosas bucales. Puede referirse tanto a las aftas como a otras lesiones causadas por traumatismos, infecciones o irritaciones químicas. Las llagas pueden variar en tamaño, profundidad y duración, dependiendo de la causa que las origine.
Causas más comunes de la aparición de llagas bucales:
- Irritaciones mecánicas: Provocadas por el roce de aparatos de ortodoncia, prótesis dentales o mordidas accidentales.
- Irritación térmica o física: Quemaduras por alimentos muy calientes o contacto con bordes filosos (como prótesis mal ajustadas).
- Cepillado dental agresivo: El uso excesivo de fuerza o de cepillos muy duros puede dañar la mucosa.
- Reacciones alérgicas o irritativas: Algunos enjuagues bucales con alcohol u otros componentes agresivos pueden generar lesiones.
- Tabaco y consumo de bebidas alcohólicas: son irritantes que alteran el equilibrio de la mucosa y favorecen la aparición de heridas.
- Condiciones médicas: enfermedades autoinmunes o gastrointestinales pueden manifestarse con llagas orales.
Después de repasar las diferencias entre las aftas y las llagas bucales, ahora es más fácil reconocer qué tipo de lesión estás enfrentando y qué factores pueden haberla provocado. Con esta información, podrás identificar con mayor claridad las características de cada una y estar más preparado para abordar las molestias que puedan surgir en el futuro.